domingo, 4 de septiembre de 2011

My Road to Photography Part I

Cuando era un niño descubrí los cómics, ellos me llevaron a leer pero también a disfrutar de las imágenes. Como resultado de ello y de múltiples tareas en que nos pedían dibujar, observe intrigado, cómo mi madre hacía los dibujos. Su técnica era una cosa muy rara, era una selva infinita de pequeñas líneas a lápiz, ninguna mayor de medio centímetro. Estoy seguro de que esa técnica pudo haberla distinguido de todos los artistas del siglo XX y hacerla famosa, pero como sólo se trataba de mis tareas, eso no pasó.  Al crecer me di el lujo de pensar que su técnica era mala, las lineas no eran suaves y largas, pero permitían reconocer los objetos en el papel. De cualquier modo, dibujar se volvió una obsesión, ya cuando estaba en la Universidad dibujaba durante las interminables clases de Derecho Mercantil, el rostro burbujeante del profesor sumergido en el mar, con peces y algas. Tenía mi cuaderno en el que se mezclaba la definición de "Ejido" con los dibujos de tigres y leones y bananas y casas y autos y ojos. Una amiga lo bautizó como el "cuaderno peligroso". En cada página había cosas diferentes, pero siempre había ojos. Siempre ojos acompañados de su respectiva ceja. Mis ojos se transformaban en paisley, esas amibas que pueden encontrarse en paliacates y corbatas. Pero el resultado siempre me parecía muy caricaturesco, yo quería dibujar como Da Vinci, como Miguel Ángel, como Salvador Dalí. (Esta historia continuará)

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