La mayor parte de mis memorias felices de infancia son junto al mar. Recuerdo la emoción que me invadía cuando al doblar un recodo de la carretera podía verlo y moría de ganas por meterme en él. Su olor a sal me recuerda a mi padre, quien seguramente también lo amaba. Hoy lo sigo viendo con emoción, y no dejo de asombrarme de cómo cada día pone un espectáculo diferente ante esta espectadora quien, maravillada, espera con ansia la mañana siguiente para ver de qué color le apeteció amanecer.
Sì, es cierto.
ResponderEliminarApenas vemos el mar, aunque falten dos horas para llegar.... nos emocionamos, y ya queremos bajarnos en la siguiente curva para zambullirnos j j j.
Definitivamente. Eres alguien 'sencilla' con quien podemos identificarnos en toooodas las etapas de la vida.
Nos une 'algo' mucho mayor que 'la caualidad'.
(Art -excelente foto ¡Wow!).