jueves, 9 de febrero de 2012

Wet

Nada tan maravilloso como escapar de la Ciudad. Hay tantos sitios esperando nuestra visita que es una grosería quedarse en casa cuando se tiene posibilidad de salir. No obstante, en ocasiones, salir no sólo es un placer sino una verdadera necesidad. Salir sana al alma de los tormentos diarios y alivia al espíritu de la monotonía. El cerebro cosecha todo lo encuentra a su paso y encuentra más de lo que normalmente encontraría. Estar fuera de casa humedece nuestro ser para que germine la semilla de la creatividad. A veces, esa humedad es tan rica que genera más de lo que se hubiera pensado. Esa humedad sensual limpia con sus vapores la mente y trae consigo la revelación de la belleza en las cosas más banales. Venga la humedad!

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