domingo, 11 de diciembre de 2011

Rulo

Hay amigos que ocupan espacios vitales de reflexión y que nos ayudan a entender el mundo con todos sus defectos. Es una constante en mi vida que los mejores amigos huyen de esta ciudad, pero gracias a Dios vuelven y me regalan un poco de su tiempo. Ayer sábado tuve el gusto de ver a Raúl. Con él he compartido cualquier cantidad de eventos extraños y periodos que han marcado nuestras vidas. Anoche fue el colmo. Será porque teníamos un buen rato sin vernos, será porque el mundo quiso festejar, será el sereno. Pero ayer tuvimos la fortuna de compartir, un gran momento, la gran emoción de la vulnerabilidad absoluta ante este mundo extraño. Compartimos un temblor de tierra y quizá por eso, esta foto está vibrada.

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