sábado, 15 de octubre de 2011

La niña y el Mar


Cuando mi azotea exige limpieza  pasarme por agua es la solución.  Creo que por eso me gusta tanto nadar, no hacer más que concentrar mi mente en brazadas y respiraciones. Separarme de todo y simplemente ser... nadar, flotar... Echarme de espaldas, nadar de "muertito" y ver el azul intensísimo y calmante del cielo, las nubes, las aves... 
O cerrar los ojos y sentir el agua a mi alrededor.  Tal vez por eso la Deriva me trajo cerca del Mar,  para que sin importar qué tan descarriados estén mis pensamientos, tarde o temprano se disuelvan en él.

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