Cuando mi azotea exige limpieza pasarme por agua es la solución. Creo que por eso me gusta tanto nadar, no hacer más que concentrar mi mente en brazadas y respiraciones. Separarme de todo y simplemente ser... nadar, flotar... Echarme de espaldas, nadar de "muertito" y ver el azul intensísimo y calmante del cielo, las nubes, las aves...
O cerrar los ojos y sentir el agua a mi alrededor. Tal vez por eso la Deriva me trajo cerca del Mar, para que sin importar qué tan descarriados estén mis pensamientos, tarde o temprano se disuelvan en él.
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