Tanto brinco me llevó a rebotes hasta mi infancia...Recordando cómo me divertía con los amigos de la cuadra hasta que el grito de la mamá de alguno rompía el encanto. Hoy no tengo ni una fracción de la agilidad de la que tenía entonces, pero igual me divierto volando por las calles en mi bicicleta, esforzándome por subir hasta mi casa con la lengua de corbata, enlodada hasta las cejas pero con el alma sonriente: como niño en bicicleta...
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