Tras mucho tiempo de silencio en este espacio tengo necesidad de reabrirlo. Hoy ni siquiera estoy viviendo en la Ciudad de México. Han pasado muchas cosas. Buenas y malas y horribles y estupendas y estúpidas. He sido muy feliz y he estado muy triste, he logrado cosas que no creía que podría hacer, he reído, he llorado, he conocido un montón de gente, he cometido muchos errores, he hecho cosas de las que me avergüenzo y sin embargo, de todo eso he aprendido y me dan ganas de compartir un poco con ustedes.
Nacemos solos y en ese instante, espero así sea, cuando menos en ese instante, a todos, alguien nos abraza. El calor de ese abrazo nos reconforta. En ese instante somos potencia pura. Comenzamos a experimentar y seguramente no hay pensamientos que interrumpan el flujo del ser. Cada persona que se encuentra con nosotros nos va moldeando y después empezamos a pensar y sentir que ya somos alguien, nos separamos de la simple existencia, para ser un "yo" y eso nos aleja del flujo del ser. Olvidamos que no somos más que un poco de energía del torbellino al que algún día nos reintegraremos. Está hecho, el bien o el mal está hecho, tenemos consciencia. Hemos mordido el fruto del árbol de la vida.
Sin embargo, cuando morimos, morimos solos. Se acaba el mundo para esa consciencia y para nadie más. Nadie te acompaña, aunque mueras rodeado de gente, aunque muchos otros mueran cuando mueras tú, te mueres solo. En ese momento tendremos, así lo quiero creer, un instante para ver pasar toda nuestra vida y así será fácil saber si lo hicimos bien o mal, porque el juez seremos nosotros mismos libres de cualquier presión. Y tendremos la dicha de perdernos en el ser otra vez, de otro modo.
Mientras estamos vivos, la única dicha que tenemos, creo que en eso soy igual a todos ustedes, es sentirnos amados. Digan lo que digan, por intelectuales que queramos ser, la verdadera necesidad que nos mueve es la de sentirnos amados.
Ojalá todos ustedes sean felices y se sientan realizados. No deseo otra cosa que sus vidas sean un flujo constante de felicidad y satisfacción. La vida es muy corta, es un regalo que no podemos guardar para mañana, no la podemos administrar porque ni siquiera sabemos cuanto tiempo nos fue concedido. La vida es para disfrutarse, para ser feliz. Pero en el día a día es difícil encontrar el silencio necesario para pensar antes de actuar, en ocasiones, cuando menos yo, respondo por inercia, reacciono y mis actos son producto de la costumbre, del enojo y del miedo. Esos actos pueden ocasionar dolor en otros y en nosotros mismos. Así que si acaso están pasando un mal rato y necesitan tomar una decisión difícil, por favor antes de hacer, antes de decir, dense la oportunidad de tomar distancia, respirar y considerar que, dadas las particulares circunstancias de nuestra existencia: de nada sirve todo lo que puedas lograr, si al final del día no puedes abrazar a la persona que amas. De nada sirve si no va a hacerte feliz, si no sirve para a acercarte a esa persona que amas y te hace sentir amado.